viernes, 5 de octubre de 2012

Curiosidades sobre el Universo. Aportación de Tamara Rui. 1ºB

Estudiando nuestra galaxia.

En el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, a unos 26.000 años luz de distancia de la Tierra, hay un agujero negro enorme, con unos cuatro millones de veces la masa del Sol. En torno a ese agujero negro unos astrónomos han descubierto una estrella muy interesante, ya que gira a su alrededor completando una órbita completa cada once años y medio. Es la más próxima al agujero que se conoce, pero para los científicos aumenta su valor el hecho de que pueda formar pareja en sus investigaciones con otra que se conocía desde hace unos años y que cumple su órbita en 16 años. La importancia del descubrimiento reside en que estos dos cuerpos es posible estudiar con mucha precisión la curvatura del espacio tiempo allí, en las condiciones extremas del entorno de un agujero negro. Es una nueva e insólita oportunidad de verificar la teoría de la Relatividad General de Einstein, que predice cómo la masa -y el agujero negro es mucha masa- curva el espacio tiempo. Una forma muy aproximada de visualizar el papel de estas dos estrellas sería como balizas en un remolino de agua que permiten averiguar las propiedades precisas del mismo.
No es que haya que comprobar la veracidad de la Relatividad General. Al fin y al cabo, como dice el científico Leo Meyer, “Einstein está en cada iPhone, porque el sistema de GPS no funcionaría sin su teoría”. Pero, “¿Funcionaría también su i-Phone tan cerca de un agujero negro como estas dos estrellas? El nuevo astro nos coloca en situación de contestar esa pregunta en el futuro”, añade este astrónomo de la Universidad de California en los Ángeles (UCLA), que lidera el equipo que ha descubierto la nueva estrella y que presenta el hallazgo en la revistaScience. Han hecho las observaciones con los grandes telescopios Keck, en Hawai.


El universo está estirándose desde la gran explosión inicial, el Big Bang, hace unos 13.700 millones de años, y determinar la tasa de dicha expansión con la mayor precisión posible ha sido un objetivo fundamental de los cosmólogos desde hace décadas. Fue el astrónomo estadounidense Edwin Hubble quien descubrió, a finales de los años veinte del siglo pasado, que el universo no es estático, sino que las galaxias están alejándose unas de otras, y estableció la llamada constante que lleva su nombre, según la cual a mayor distancia de una galaxia, mayor es su velocidad de recesión respecto al observador. Tan importante es determinar el valor de la Constante de Hubble (para conocer el tamaño y la edad del universo) que el mítico telescopio espacial del mismo nombre se lanzó al espacio (en 1990) con el cometido prioritario de establecer dicho valor; de este proyecto de investigación se encargó la astrónoma Wendy Freedman, que lidera ahora el equipo que ha mejorado la medida. El valor de ahora establecido es 74.3 (más/menos 2,1) kilómetros por segundo por megaparsec (un megaparsec es aproximadamente tres millones de años luz). Esto significa mejorar el resultado obtenido con el telescopio Hubble reduciendo la incertidumbre a un 3%, lo que supone “un paso de gigante en la precisión de las medidas cosmológicas”, destaca la NASA.


El robot Curiosity ha encontrado nuevas pruebas de que fluyó agua por la superficie de Marte en el pasado. No es la primera prueba de esto que se obtiene, advierte la NASA, pero sí es una prueba diferente. En las fotos tomadas por las cámaras del vehículo se aprecian rocas con gravilla de un antiguo lecho. “Por el tamaño de la gravilla arrastrada podemos interpretar que el agua se desplazaba aproximadamente un metro por segundo con una profundidad que estaría entre la altura del tobillo y de la cadera”, ha explicado William Dietrich (Universidad de California en Berkeley), investigador de la misión del Curiosity. “Se han escrito muchos artículos acerca de canales en Marte con muchas hipótesis diferentes acerca del flujo en ellos y esta es la primera vez que vemos transporte de gravillas por agua en Marte. Es el paso entre la especulación acerca de la magnitud del material arrastrado y la observación directa”, añade.
Las rocas en cuestión se han descubierto en un punto entre el borde septentrional del cráter Gale y la base del monte Sharp que está en su centro, según informa la NASA. Y las imágenes previas que se tenían de la zona permiten a los científicos una interpretación del contexto de las gravillas. Parece ser un flujo de agua que se abre en forma de abanico arrastrando material desde el borde del cráter, con numerosos canales. 


Descubierto el mejor candidato a planeta sin estrella

El mejor candidato a planeta errante, que ha sido localizado por astrónomos de varios países, es un cuerpo celeste que está a una distancia de unos 100 años luz de la Tierra, señalan sus descubridores, un equipo de astrónomos de varios países que ha utilizando el telescopio VLT (Very Large Telescope) de ESO y el telescopio Canadá-Francia-Hawai. La existencia de planetas solitarios, que vagan fuera del Sistema Solar sin orbitar una estrella, está por confirmar, aunque ya se han encontrado antes posibles ejemplos de objetos de masa planetaria. Hasta ahora, al no poder conocer las edades de los posibles planetas errantes, los astrónomos no podían saber si se trataba de planetas o de enanas marrones —estrellas fallidas que perdieron la masa necesaria para desencadenar las reacciones que hacen brillar a las estrellas—. El posible exoplaneta ahora descubierto es el más cercano al Sistema Solar de este tipo y su relativa proximidad, así como la ausencia de una estrella brillante cercana, han permitido al equipo estudiarlo con gran detalle, tal como publican en la revista Astronomy & Astrophysics.
El objeto observado parece formar parte de un grupo cercano de estrellas jóvenes conocido como asociación estelar de AB Doradus, el grupo de este tipo más cercano al Sistema Solar. Sus estrellas van a la deriva, juntas por el espacio, y se cree que se formaron al mismo tiempo. Si el objeto está asociado a este grupo en movimiento —y por tanto es un objeto joven— es posible deducir aún más cosas sobre él, incluyendo su temperatura, su masa, y de qué está compuesta su atmósfera, informa ESO, aunque existe una pequeña posibilidad de que la relación con esta asociación estelar sea fortuita. Si se confirma la relación se podrá poner un límite de masa al planeta de aproximadamente entre cuatro y siete veces la masa de Júpiter, con una temperatura efectiva de unos 430 grados centígrados. La edad del planeta sería la misma que la de la propia asociación estelar, entre 50 y 120 millones de años.

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