sábado, 6 de abril de 2013

Terapia natural contra la malaria. Aportación de María Millán. 1º B


Una hierba medicinal es la esperanza
La terapia combinada con artemisina, una hierba que no puede ser patentada, se ha convertido en la esperanza del tratamiento contra el paludismo. La Organización Mundial de la salud afirma que harán falta 100 millones de dosis antes de finales de 2005
CARLOS MARTÍNEZ
Mkuze (Sudáfrica) / Lusaka (Zambia)

Nadie en la región de Kwazulu Natal, el extremo oriental de Sudáfrica, podía imaginar hace sólo un lustro que la vieja y eterna malaria, la enfermedad que golpea desde siempre el desarrollo de África, se llegaría a tratar con una hierba utilizada desde hace dos milenios a miles de kilómetros de esta tierra. Pero así ha ocurrido. La artemisina, un remedio común en la medicina tradicional china, ha abierto una nueva y esperanzadora etapa en la lucha contra el paludismo, la causa de al menos un millón de muertes al año, la mayoría en los países pobres.
Prueba de la malaria en la Clínica Ndumo, en Mkuze, Sudáfrica. (Foto: Carlos Martínez)
La terapia no tiene efectos secundarios significativos, reduce rápidamente la fiebre y los niveles de Plasmodium en la sangre y permite superar las resistencias que que ha desarrollado el parásito en las últimas décadas a antimaláricos como la cloroquina, hasta ahora la primera línea terapéutica.

Tras las dudas iniciales de algunos países como EEUU y Reino Unido y de los organismos sanitarios, el tratamiento ha recibido el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, que calcula que se tendrán que distribuir 100 millones de dosis de artemisina para finales de 2005.
En la clínica Ndumo de Mkuze, cerca de la frontera con Mozambique y Suazilandia, el fármaco se administra de forma gratuita junto con lumefrantrina, la fórmula que la multinacional Novartis se ha comprometido a distribuir en los países pobres a precio de coste, algo más de dos dólares. Desde su introducción, la mortalidad por paludismo en la región —de 9,5 millones de habitantes— se ha reducido un 95%.

Seis veces enferma

Frente a la puerta del centro sanitario, mientras entran y salen madres con sus niños en los brazos, una mujer de 35 años cuenta su experiencia con el fármaco. Está casada y tiene seis hijos. Uno de ellos, de 18 años, ha tenido dos episodios de malaria este año. Ella, que ha pasado la enfermedad en más de seis ocasiones, vino hace un par de días a la clínica cuando notó los síntomas del paludismo.

Tras el diagnóstico —un rápido análisis bajo del microscopio de una gota de sangre obtenida mediante un pinchazo en la yema de un dedo— comenzó el tratamiento. Una enfermera que sostiene su mano mientras habla lo administra. Aún debilitada por el azote del parásito, la paciente se sorprende de su mejoría en tres días, el tiempo de duración de la terapia.

«El tratamiento combinado con artemisina es la terapia farmacológica más eficaz contra la malaria», señala Vinand M. Nantulya, asesor del Fondo Global contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, durante una reunión celebrada junto con varios representantes del gobierno de Zambia, a cuya capital (Lusaka) llegaron a mediados de abril las primeras 600.000 dosis de artemisina.

La iniciativa responde a un acuerdo entre los sectores público y privado más la financiación del Fondo Global, que impulsa la distribución de la terapia combinada con artemisina de forma gratuita: la mayoría de la población que se beneficiará de ella vive con un dólar al día. Para ello, Nantulya espera invertir 450 millones de dólares en la terapia combinada a lo largo de los próximos cinco años.
«Tenemos que incrementar la financiación del Fondo Global. La malaria es una enfermedad de los pobres», añade Nantulya, que reclama un esfuerzo de los investigadores para desarrollar terapias más sencillas de administrar.

«El 80% de los casos de malaria se tratan en casa», concluye.

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