miércoles, 18 de febrero de 2009

SECUENCIAN POR PRIMERA VEZ EL GENOMA DE UNA ESPECIE EXTINTA: EL MAMUT. Aportación de Antonio Nieto.

Los científicos de la Pennsylvania State University de EEUU explican que esos animales prehistóricos comparten genes con los elefantes, sus primos modernos.

Investigadores estadounidenses han secuenciado por primera vez el genoma nuclear de una especie extinta, el mamut lanudo, que desapareció hace unos 10.000 años, según un estudio publicado hoy por la revista científica británica Nature.

Hasta ahora, las secuencias genéticas reconstruidas de animales extintos eran pequeñas y se centraban en el ADN mitocondrial porque el material genético nuclear estaba dañado o fragmentado.
Sin embargo, a partir de muestras de ADN extraídas del pelo de varios especímenes de mamuts, científicos de la Pennsylvania State University (EEUU) han completado el 80% del genoma nuclear del mamut lanudo.

El equipo investigador, liderado por Stephan Schuster, también utilizó para su estudio muestras de otras especies de mamut conservadas durante miles de años bajo capas subterráneas de hielo.
Los científicos explican que esos animales prehistóricos comparten genes con los elefantes, sus primos modernos, también de la familia de los elefántidos.
El equipo ha descrito 4.170 millones de bases genéticas de varios mamuts, 3.300 millones de las cuales pertenecen al mamut lanudo, llamado Mammuthus primigenius.

Diferencias de ADN La tasa de divergencia estimada entre el ADN del mamut y el elefante africano es la mitad de la existente entre el humano y chimpancé.
Por otra parte, las diferencias genéticas entre las distintas especies de mamut analizadas son la octava parte de las que se dan entre el mamut lanudo y el elefante africano.

Schuster, profesor de bioquímica y de biología molecular en la universidad de Penn State, espera que la investigación ayude a esclarecer las causas de la extinción de algunos animales y sirva para proteger a otras especies en peligro, como el diablo de Tasmania, amenazado por un cáncer facial letal.
Asimismo, "descifrar este genoma podría en teoría proporcionar datos que ayuden algún día a otros investigadores a revivir al mamut lanudo mediante la inserción de sus secuencias de ADN en el genoma del elefante moderno", añadió.

En la actualidad, las técnicas para "resucitar" un mamut a través de sus bases genéticas son insuficientes, pero Nature no descarta que, tras miles de años de extinción, pueda llegar el día en el que la tecnología devuelva la vida a estos animales.

16 de febrero de 2009 10:43

4 comentarios:

cristian dijo...

"Pioneros de la revolución genética"

Cappecchi, Smithies y Evans establecieron en los ochenta las bases experimentales y metodológicas para la modificación genética dirigida en un genoma de mamífero, el ratón.

Evans fue pionero en describir y obtener cultivos de células pluripotentes embrionales (células ES) de ratón, en 1981.

Las células ES se obtienen a partir de la masa interna celular de embriones de 3 a 4 días de edad, en el estadio de blastocisto, etapa previa a la implantación en el útero para su gestación.

Se las conoce como células madres embrionarias, aunque la denominación más apropiada sería la de células troncales pluripotentes embrionarias.

La relevancia de estas células ES radica en que virtualmente todos los tejidos y órganos pueden obtenerse a partir de ellas.

Es importante destacar que no solamente los tejidos somáticos, sino también los de la línea germinal, que pasarán a generaciones posteriores, se obtienen a partir de las células ES.

Tras la descripción de estas células ES, los laboratorios de Capecchi y Smithies desarrollaron, a partir de 1987, métodos para modificarlas genéticamente de forma controlada, mediante un proceso denominado recombinación homóloga.

Esto permitió inactivar específicamente un gen, dejando el resto del genoma intacto. Los ratones que pudieron obtenerse a partir de estas células ES genéticamente modificadas, en 1989, manifestaban los efectos de la mutación en un gen determinado.

Esta estrategia y las que se desarrollaron a partir de ella han posibilitado conocer la función de muchos genes en el ratón y deducir así la función normal de los genes humanos correspondientes, en razón de su alto grado de homología, lo que ha servido para entender las causas de muchas enfermedades cuando estos mismos genes dejan de funcionar correctamente.

Hoy en día ya se conocen los efectos en el ratón de la eliminación de varios centenares de genes (tiene más de 20.000).

Varios consorcios internacionales trabajan ahora en la inactivación sistemática de todos los genes del ratón a partir de técnicas derivadas de los experimentos pioneros de Capecchi, Smithies y Evans, hace más de 25 años.

María José Morales dijo...

Muy interesante el artículo que nos envías, sobre todo para entender la ciencia como proceso continuo en el que cada aportación supone una avance sobre el que continuar mejorando.
El aspecto científico queda claro, lo que se pregunta el ciudadano es hasta donde podremos llegar en el manejo y manipulación a nuestro antojo de las claves de la herencia.
Pero ese es el campo de la Bioética.

Antonio dijo...

INGENIERÍA GENÉTICA

Con la ingeniería genética, nuevas informaciones e instrucciones nunca antes conocidas se están introduciendo en el ADN de bacterias, plantas y animales. Estos cambios no se hubieran producido de forma natural, sin mediar la ingeniería genética

Para las personas con entrenamiento científico y médico que están poco familiarizadas con la industria de la biotecnología, parece completamente increíble que gobiernos, científicos, biólogos y corporaciones pudieran inundar a sabiendas la cadena alimenticia del mundo entero con mutantes genéticos.
¿Cómo ha ocurrido?

Esto sólo podía pasar en una sociedad globalizada en la que la conciencia colectiva se ha nublado y es incapaz de atender a su propio interés y supervivencia.

Es un síntoma de una necesidad urgente y desesperada de crear un despertar mundial para la seguridad futura de todos los seres humanos. Nunca antes en la historia se ha implementado tan rápidamente, a lo largo del mundo entero, una tecnología tan dramática, peligrosa, nueva y no probada. En comparación con este asalto biológico, la introducción de sapos de caña en la ecología australiana, la expansión de malas hierbas exóticas, la obturación de los canales tropicales del mundo con el jacinto de agua, la destrucción imparable de los bosques, incluso la desertización generalizada, son perturbaciones minúsculas.
Estas son afirmaciones fuertes. Para entender su verdad esencial, es necesario saber algo acerca de la genética.
El código genético: el patrón de la vida

La vida se encuentra en capas. La Tierra tiene una geosfera, hidrosfera y atmósfera global en las que la vida se forma y evoluciona. Dentro de esto, existe una ecosfera (el mundo de la vida en evolución). Dentro de esto a su vez se establecen biohábitats o ecologías específicas dentro de las cuales hay familias, clases y especies de organismos vivientes. Uno puede considerar cada una de estas capas como vivas y, en cierto sentido, conscientes.

Sin embargo, las capas no se detienen allí. Dentro de cada organismo existen los órganos, los tejidos, las células, estructuras intracelulares y finalmente el ADN, el código genético de toda la vida. Más profundamente sólo quedan los átomos y las partículas elementales.

Hasta ahora, hemos manipulado e interferido principalmente en los organismos individuales de nuestro mundo. Hemos criado algunos, extinguido otros y transportado a otros a ambientes nuevos y poco familiares donde a veces se han convertido en elementos útiles y a veces en pestes.
En toda esta manipulación e interferencia, nunca hemos penetrado profundamente en la estructura de la vida. De vez en cuando, con la introducción de virus u otras especies vivientes, hemos exterminado variedades enteras de plantas o animales. A veces, por ejemplo con la introducción de cabras, hemos creado desiertos. Algunas veces hemos extendido plagas de enfermedad en plantas, animales o entre nosotros. Estas alteraciones pueden haber parecido catastróficas, pero, salvo las extinciones, solamente en pocos casos son verdaderamente irreversibles.
Los seres humanos y otras especies permanecen esencialmente como son, y no han interferido, o contaminado, la fuente de su propia conciencia e inteligencia.
La invasión de la fuente de la vida: el allanamiento de la morada

Ahora, por primera vez en la historia, se está lanzando una nueva forma de cambio irreversible y que se propaga por sí solo. Un cambio que es mucho más poderoso y virulento que cualquier otro que se haya intentado hasta el momento. Este cambio es la ingeniería genética, la penetración y la alteración irreversible del mismísimo código de la vida.

Con la ingeniería genética, nuevas informaciones e instrucciones nunca antes conocidas se están introduciendo en el ADN de bacterias, plantas y animales de maneras que nunca podrían ocurrir en la naturaleza. Se están utilizando genes que sintetizan la toxina del escorpión para cubrir fruta con un veneno que mata a insectos; están ensamblando genes anticongelantes de peces en frutas; genes de resistencia a los herbicidas se incorporan en tomates y otros alimentos, permitiendo el uso de concentraciones más altas de herbicidas; bacterias diseñadas genéticamente están siendo cultivadas para que sinteticen hormonas y otras sustancias, algunas de las cuales se dan a las vacas para forzar cantidades antinaturales de secreción de leche que con el tiempo deterioran a la vaca; y otras bacterias se están alterando para secretar sustancias usadas en la medicina y la fabricación de alimentos.
Todo esto podría parecer peligroso aunque maravilloso, igual que ocurrió con otros avances científicos como, en su momento, la electricidad.

Pero en el caso de la ingeniería genética, hay un elemento completamente nuevo que hace que los riesgos sean inconcebiblemente mayores que aquellos propuestos por cualquier otra tecnología: el hecho de que, una vez liberados en el medio ambiente, los organismos genéticamente alterados serán incontrolables, irrecuperables y, aún más importante, se reproducen y se propagan por sí mismos.
El daño irreversible a la vida: la caja de Pandora

Una vez liberadas, las bacterias genéticamente alteradas y otros organismos nunca más podrán recuperarse. Aún más, lo que da más miedo es que existen procesos por los cuales los genes que se han insertado en organismos alterados pueden transferirse a otras especies. Como resultado, las nuevas y virulentas toxinas pueden extenderse a plantas silvestres; la resistencia a herbicidas se puede extender a las malas hierbas; una capacidad de crecimiento rápido se puede extender a plagas; y la resistencia antibiótica se podría extender a los organismos que producen las más temidas enfermedades en el mundo: staphylococcus, difteria, salmonella, peste, cólera, tifoidea y la gama entera de enfermedades que con tanto cuidado y esfuerzo han sido reducidas de sus anteriores proporciones epidémicas en el mundo.

Las compañías biotecnológicas tratan de hacernos creer que el cultivo normal de plantas es equiparable a la ingeniería genética. Seleccionamos los genes de una planta y los combinamos con otros en la hibridación, hasta encontramos mutaciones, y también los cultivamos.
Para cualquier persona con mínimos conocimientos biológicos, este tipo de afirmación es completamente fraudulenta. El mero hecho de que usen ese tipo de argumentos demagógicos hace sonar las campanas de alarma que advierten que quienes están extendiendo tales conceptos erróneos deliberadamente deben tener algo muy sustancial y profundamente negativo que esconder.
Es un síntoma obvio de una desconexión profunda y radical de la verdad por una generación entera de científicos, tecnólogos e intereses comerciales. Es un desorden de la conciencia.

María José Morales dijo...

Debatiremos próximamente los pros y contras de la biotecnología, otro tema en el que científicos y sociedad se ven divididos entre las posibilidades de salvar vidas y las repercusiones desconocidas de la manipulación de la naturaleza.